Jo, si la movilidad, dinamismo, expresividad y gracia sandunguera de esta portada se debiera a otro dibujante, ya estarían reseñadas, pero como la ha hecho Ibáñez y todos estamos hartos de leerlo (es un decir) y estamos acostumbrados a ver sus portadas...pues nada, decimos "más de lo mismo". ¡Qué elefante, señores, qué elefante! De mayor quiero dibujar así, la verdad.
Aquí a Ibáñez se le admira. El "problema" (bendito problema) de este autor es que su extensa producción hace que nos hayamos habituado a su genialidad como algo cotidiano. Yo siempre he pensado que su detallismo en el dibujo y su ingenio están a un nivel propio de los grandes grandes, aunque como les pasa a muchos me quedo con el trabajo de los años 60-70, reconociendo su mérito para conectar hoy día con las nuevas generaciones.
Y muchas gracias por la visita, pronto habrá más de Ibáñez.
La cotidianeidad y el triunfo han "quitado" parte del mérito que se merece su autor. Yo, personalmente, me hubiera sentido más satisfecho si su carrera hubiera concluido con Bruguera,en 1985. Hubiera sido una de las obras humorísticas más completas y geniales de este país. Luego, se aburguesó bastante y vino la lenta, triste pero honrosa decadencia.
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Jo, si la movilidad, dinamismo, expresividad y gracia sandunguera de esta portada se debiera a otro dibujante, ya estarían reseñadas, pero como la ha hecho Ibáñez y todos estamos hartos de leerlo (es un decir) y estamos acostumbrados a ver sus portadas...pues nada, decimos "más de lo mismo".
¡Qué elefante, señores, qué elefante!
De mayor quiero dibujar así, la verdad.
Aquí a Ibáñez se le admira. El "problema" (bendito problema) de este autor es que su extensa producción hace que nos hayamos habituado a su genialidad como algo cotidiano. Yo siempre he pensado que su detallismo en el dibujo y su ingenio están a un nivel propio de los grandes grandes, aunque como les pasa a muchos me quedo con el trabajo de los años 60-70, reconociendo su mérito para conectar hoy día con las nuevas generaciones.
Y muchas gracias por la visita, pronto habrá más de Ibáñez.
La cotidianeidad y el triunfo han "quitado" parte del mérito que se merece su autor.
Yo, personalmente, me hubiera sentido más satisfecho si su carrera hubiera concluido con Bruguera,en 1985.
Hubiera sido una de las obras humorísticas más completas y geniales de este país.
Luego, se aburguesó bastante y vino la lenta, triste pero honrosa decadencia.
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