Jo, es tremendo. Las multitudes de Raf. ¿Cómo podía meter tanta gente y con tanto detalle en un dibujo?. Yo tuve el honor de conocerlo personalmente y cuando me postré a sus pies para besárselos y decirle que sus historietas me habían hecho feliz durante mi infancia debió pensar que estaba loco.
Je, vaya suerte conocer a Raf. Yo tenía preparada una carta mostrándole mi admiración para enviarsela a la revista El Jueves, pero desgraciadamente falleció en esa época. Sus dibujos de multitudes son una preciosidad, sin duda...
Yo lo conocí en un Salón del Cómic de Barcelona, en una exposición dedicada a Gin. Lo ví, me armé de valor, soy tímido para darles el tostón a mis ídolos, y le solté la parrafada. Un hombre sencillo, amable, humilde...como si fuera mi abuelo, vamos. Igual que cuando me presenté a Vázquez, desde el principio ya me llamaba tocayo. Era nervio puro. Un tío cojonudo. Poder estrechar sus manos fue algo visceral. Llámame pavo pero eran mis ídolos de infancia y todavía lo son, los que conservamos esa ilusión tenemos suerte. Tu ya me entiendes (vaya rollo que he soltao).
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Jo, es tremendo. Las multitudes de Raf. ¿Cómo podía meter tanta gente y con tanto detalle en un dibujo?. Yo tuve el honor de conocerlo personalmente y cuando me postré a sus pies para besárselos y decirle que sus historietas me habían hecho feliz durante mi infancia debió pensar que estaba loco.
Je, vaya suerte conocer a Raf. Yo tenía preparada una carta mostrándole mi admiración para enviarsela a la revista El Jueves, pero desgraciadamente falleció en esa época. Sus dibujos de multitudes son una preciosidad, sin duda...
Yo lo conocí en un Salón del Cómic de Barcelona, en una exposición dedicada a Gin. Lo ví, me armé de valor, soy tímido para darles el tostón a mis ídolos, y le solté la parrafada. Un hombre sencillo, amable, humilde...como si fuera mi abuelo, vamos. Igual que cuando me presenté a Vázquez, desde el principio ya me llamaba tocayo. Era nervio puro. Un tío cojonudo. Poder estrechar sus manos fue algo visceral. Llámame pavo pero eran mis ídolos de infancia y todavía lo son, los que conservamos esa ilusión tenemos suerte. Tu ya me entiendes (vaya rollo que he soltao).
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